El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad volvió a desafiar a Occidente con sus planes nucleares el jueves, 31 aniversario de la República Islámica, ante cientos de miles de personas reunidas en Teherán para una manifestación en la que se impidió participar a los jefes de la oposición.
Una muchedumbre se concentró en la gran plaza Azadi (Libertad) y en las avenidas circundantes del sudoeste de Teherán agitando banderas iraníes y pancartas que proclamaban "Muerte a Israel" y "Muerte a Estados Unidos", según imágenes de la televisión estatal.
Los periodistas extranjeros estaban confinados en una tribuna oficial para escuchar el discurso de Ahmadineyad, quien declaró que Irán se ha convertido en "una nación nuclear" gracias a su capacidad de producir uranio altamente enriquecido.
Irán es capaz de enriquecer uranio "a más del 80 por ciento" pero "no lo hará porque no lo necesita", espetó Ahmadineyad, repitiendo varias veces que Teherán no quiere dotarse de armas atómicas.
Las concentraciones dieron lugar en Teherán a varios enfrentamientos, aparentemente aislados pero a veces violentos, entre las fuerzas de seguridad y los seguidores de la oposición que intentaban aprovechar la ocasión para manifestarse, contaron testigos. Las fuerzas de seguridad realizaron numerosas detenciones, según testigos. Tres líderes de la oposición resultaron heridos.
Estados Unidos expresó su apoyo a los "derechos universales" de los manifestantes iraníes a expresarse libremente sin ser víctimas de violencias.